Te echo de menos.

Te echo de menos, a ti, a lo que nunca tuve y a lo que nunca tendré, con mil pasos que dar por delante prefiriendo quedarme atrás, sin avanzar, caminando con lentitud y dando unas cuantas zancadas contra dirección de vez en cuando. Soy paciente, me mantengo firme, intento no asfixiarme con mi propio deseo y seguir pensando que algún día te aporté mínimamente. O no. O quien sabe si fui, si seré, si somos o si fuimos, si estando aquí parada alguien me va a decir “muévete” o voy a ser sólo yo quien le haya puesto el punto a un vaivén de noches inesperadas tras cortinas del ser yo, que mala suerte, si lo hago porque lo hago y sino el porque coño no lo hice, maldito sentimiento… Y esas ganas de... grrrrrrrr, la impotencia, el rencor. Si tú supieras lo que tengo en mi cabeza, si soñaras lo que sueño, si pensaras en mis metas y las veces que fallé, que perdí y que grité buscando apoyo, aprecio, cariño o razones lógicas de porque sigo aquí.

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